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domingo, 8 de enero de 2017

Donde mueren las olas

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En una playa del sur de Inglaterra se encuentra el cadáver de una mujer desnuda. Doce horas después su trastornada hija de tres años es hallada sola y aparentemente abandonada. En principio todo parece inculpar a un joven y mediocre actor obsesionado con la pornografía. Sin embargo, cuando la investigación avanza las sospechas recaen sobre el marido de la víctima: un hombre poco sociable, bastante mayor que su mujer y descontento con su matrimonio.
¿Estaba él verdaderamente en Liverpool, en viaje de negocios, cuando su mujer fue asesinada? ¿Fue ella verdaderamente la "respetable mujer" que él asegura que fue? Y más inquietante aún, ¿Por qué su pequeña hija se siente aterrorizada cada vez que él intenta tocarla?


Título original
The Breaker
Traducción
Donde mueren las olas
Autor
Créditos de traducción
Gemma Rovira Ortega
Género
Policial, Suspenso, Misterio.
Publicación
1998, Reino Unido.
Serie
Libro único
Donde mueren las olas es un libro que se lee fácilmente, pese a las intervenciones de aspectos policiales como actas y reportes, no hay algo que quede incomprensible, es factible incluso, terminarlo en una o dos sesiones ya que tiene un desarrollo atrapante, con pistas que apuntan a todas direcciones y el final es realmente bueno, ligeramente predecible si se pone atención, pero nada decepcionante y bastante coherente.
El punto del asesinato no es el único que se toma en consideración, se entremezclan más historias del lugar, sus habitantes, sus paseantes, que al final tienen un punto de conexión con el caso, si bien realmente no lo resuelve, sirve para tener un contexto más amplio que la trama central, una característica interesante de despiste.
Hay que advertir ciertos rubros que podrían herir las sensibilidades de algunos lectores: se tocan temas de sexualidad infantil con cierta constancia, pero nada explícito o demasiado gráfico, lejos del foco del morbo. De ahí en fuera todo lo ordinario en una novela policial.

Aún con el poco impacto de la obra fuera del territorio europeo, Donde mueren las olas, ha sido traducida a varios idiomas, lo que ha permitido la diversificación del arte de portada.

Pese a ser una novela con un asesinato de por medio, no me encanta tanto el resultado en rojo, supongo que porque me remonta a la sangre, y en realidad no hay sangre en esta trama. Lo mismo para el lazo (al medio), pues nadie ató a nadie al menos de manera literal.


El negro es un clásico, y aunque el resultado al final funciona, no es realmente significativo como representación de la trama.

Los tonos opuestos le dan un aire distinto y propiamente playero, pero sin llegar a la sensación de “verano”.
Fuera de estos ejemplos, la línea que se siguió en el diseño es bastante general, resumida a: frío y azul, con la temática no se puede negar lo apropiado.
  
  
 

De manera personal, y aunque me encanta el azul, cuando aparece el verde me encanta, es como una pintura de J. M. W. Turner, con intensidad y drama en el mar.
   
  

Suelen referirse a Minette Walters como la sucesora de Agatha Christie como escritora de novelas de crimen, por eso lo elegí, sin embargo, pienso que le falta demasiado para tener la complejidad en el caso en turno que maneja la Reina del Crimen, pareciera como una película de bajo presupuesto lanzada directamente para la televisión.
Entretiene, sí, pero dista de ser una obra maestra.
Esta obra no ha tenido gran trascendencia, definitivamente no es lo mejor de la autora, y como ya he mencionado, no sería de sorprender que hubiese escondida por ahí una película para televisión que pasó sin pena ni gloria y que no he visto.
Reconozco que el tema de la pornografía infantil me tomó por sorpresa y me siguió perturbando un poco a lo largo de toda la historia, sobre todo la parte de la playerita usada para fines autoestimulantes, y ni hablar de la niña, nunca una pequeña de tres años me había dado tanto miedo ni causado tanta repulsión, al final ni siquiera me causó una gran alegría saber que se salvó.

Comparto con el playboy enteramente la opinión sobre ella, da mucho miedo, así de simple.

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